Alejandrina Dumont (17/12/10 – 29/05/1977) En palabras de su hija Andrea Benites-Dumont

01.09.2021

Autora: Andrea Benites-Dumont , hija de Alejandrina Dumont.

Foto gentileza Andrea Benites-Dumont
Foto gentileza Andrea Benites-Dumont
Foto gentileza Andrea Benites-Dumont
Foto gentileza Andrea Benites-Dumont
Foto gentileza Andrea Benites-Dumont
Foto gentileza Andrea Benites-Dumont
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Hace tiempo que tengo frente a mí, en el respaldo de una silla, el traje de aviadora de mi mamá, Alejandrina Dumont, y debería recorrer con palabras la forma de este traje, al que le arreglé con cuidado un desgarrón que dejara un escudo o una insignia. Alejandrina Dumont, nació el 17 de diciembre de 1910, (aunque mi abuelo la anotara el 18 de diciembre) en Avellaneda, provincia de Buenos Aires. Practicaba esgrima en el Club de Gimnasia y Esgrima de La Plata; estudio Bellas Artes inclinándose por Acuarela; fue cartógrafa, escribió un guion de película de temática feminista y tocaba la guitarra. Mi mamá, Alex Dumont además de las actividades deportivas y artísticas que desarrolló en su vida, la aviación fue una de ellas. Supo que en el Aéreo Club de Morón, las mujeres podían practicar vuelo, y allí se fue. La citaron un día junto a un grupo de muchachas con sueños de aves. Carola Lorenzini era su "Instructor" de Vuelo, no consideraban poner en femenino dicho título. En la primera clase mi mamá ya se veía en el avión que tanto valoraba Carola Lorenzini, un Focke Wukf 44; un biplaza de entrenamiento que podía alcanzar una velocidad de más 150 km/h y una altura de 4.000 mts. Pues en la segunda cabina volaba mi mamá con toda su intensidad y su tierna valentía. Carlos Ramírez Abellá junto a su esposa Haydée Pérez, solían ir a ver las exhibiciones de vuelo en el Aeroclub de La Plata, y gracias a ellos en una oportunidad fui con mis tres hijos a visitar el lugar dónde mi mamá, su Yaya, dibujaba firuletes en el cielo. En aquellos años las mujeres que rompían los moldes y que salían del arrinconamiento "natural", solían tener conflictos justamente con los hombres que se adueñaban de campos y ámbitos tales como la aeronáutica. Carola Lorenzini confrontó a las autoridades militares que retiraron el Focke Wulf 44 y fue suspendida por infracción a los reglamentos. Mi mamá, en solidaridad con su maestra y amiga, se autoimpuso la suspensión de volar. A pesar de los años transcurridos, mamá describía la sensación de volar como la libertad infinita. Mantengo el agradecimiento y el infinito orgullo de ser su hija.  

Foto gentileza Andrea Benites-Dumont
Foto gentileza Andrea Benites-Dumont